Las materialidades arquitecturales conceptuales y las tectonicidades discursivas contemporáneas han sufrido un tipo de reajuste epistémico que se expresa en el paradigma cultural concesionado sobre la producción y modelos de consumo y las practicas espaciales referidas sobre todo a los procesos de colección, archivo, y de genealogía cultural que han establecido desde nuestras experiencias y practicas una forma de acontecer detallada sobre los modos de hacer y sus cuerpos de gestión.
Estas claves interpretativas están conformadas desde las relecturas del programa arquitectural a las capacidades de abrir esta nomenclatura de usos y espacios significativos hacia acciones más allá del mismo proyecto. Me refiero dentro de lo anterior, a como el proyecto arquitectónico ya no es un proyecto que elabora un tipo de anunciación de orden pasivo sobre la lectura política o representación de los procesos de significación de la ciudad, sino como el proyecto de arquitectura se trasforma en un objeto de estudio sobre la base de la cultural material que le permite acontecer de manera propositiva, o a su vez como el proyecto de arquitectura configura una forma de hacer latente la diferencia o la heterogeneidad como parte de los procesos mas evidentes en la cotidianidad urbana que colocan en evidencia las genealogías de resistencia estética que al umbral de la Posmodernidad o modernidad local han sido estructurados y re-elaborados. Es así como el proyecto de arquitectura termina siendo un tipo de obra abierta, un laboratorio relacional de las practicas cotidianas que escalan al programa en su orden de sentido, y también una base sobre los modos de producción cultural contemporánea que re-dibujan sobre acción de extensiones, hibridaciones materiales, en el estudio de tecnologías de baja intensidad o de apertura de recursos mediáticos a la postre de mayor y mas pluralidad de contenidos una actitud y acción directa sobre los espacios de representación socio-urbana que la contemporaneidad toca rearmar. Con lo anterior, quiero inscribir tres preguntas y una observación:
¿Que representaciones culturales son posibles de construir a modo de materia “de arquitectura”, desde su metáfora como vehiculo de signos, o desde una naturaleza de un sistema de campo operativo y propositivo sobre la realidad de hoy?
¿Cuales son los recursos instrumentales arquitectónicos que tenemos y que nos permitirían construir una manera de acercarnos a lo múltiple y heterogéneo en el contexto de la concepción del proyecto?
¿Qué tipo de instrumentos podrán establecer un prototipo de captura frente a las movilidades urbanas y notaciones culturales actuales?
La construcción de campo sobre la relación de la contemporaneidad y la disciplina arquitectural junto con el acto de proyectación y su relación sobre las practicas o lógicas geoculturales contemporáneas, nos sitúa frente a una serie de interrogantes que examinan las huellas y trazos de la concepción de proyecto arquitectónico y también sobre las implicancias de los campos conceptuales y de los procesos creativos que mediante los sistemas de representación materializan el imaginario urbano y el imaginario societal que se construye desde este nuevo estadio mediante la noción de proyecto arquitectural. Estos procesos o lógicas proyectuales se ven solapadas y transpuestas e inquiridas sobre la base de instrumentos de captura o relacionales que podrían o permitirían re-situar la observación mas propositiva del sujeto dentro del campo proyectual estableciendo lo que hemos ido registrando como un tipo de tectónica cotidiana, sin un sobrediseño evidente sino con un campo de operaciones mas heterogéneo, creativo y que involucraría al acontecer, la conceptualización de la emergencia o lo alterno por dar una serie de ejemplos, a modo de un campo de referencias sobre las cuales la experiencia y la materialidad de las cosas tenderían a desmaterializar las relaciones finales del objeto con el sujeto, condición contemporánea.
De esta manera surge una forma particular de preguntar y pensar los sistemas de instrumentalización de la realidad, y su reflejo sobre la cotidianidad que no solo se realizan hoy en día, mediante un tipo de panóptico o un tipo de sistema de control espacial, sino como estos instrumentos son un forma de entender y comprender la realidad desde donde el mismo sujeto y su forma de comunicar y representar pone de manifiesto sus sistemas de producciones y me refiero a las formas de autoconstrucción o de autogestión, a modo de una cualidad de caracteres organizativos que disponen un tipo de una sostenibilidad de procesos de materialización urbana o de construcción de paisaje urbano, que pasan por la heterogeneidad reflejada sobre reocupaciones que a su vez re-significan espacialidades públicas y privadas, lectura instrumental que surge desde el sujeto y se origina mediante un traza de la experiencia y su transcripción conceptual, a este proceso lo podríamos llamar NOTACION DEL INTERPRETE. Un tipo de representación material que operaria a modo de huella y de CAMPO de OPERACIONES, donde el sujeto establece de manera diversa, heterogénea, múltiple, compleja y mixto una lectura de la realidad y su realidad mediante este sistema de notación material, construyendo así una situación escindida no solo con la discursividad del proyecto arquitectural clásico sino a su vez con la propia concepción de proyecto arquitectónico. Si alguna vez la base del proceso material del proyecto arquitectónico estaba sobre el campo proyectivo ahora se sitúa sobre el cruce de la experiencia, la acción, la transcripción y sobre la relacionalidad de sus modos de hacer, produciendo un tipo de cuerpo a través del objeto y el sujeto como interprete, que finalmente re-propondría la manera de leer, escribir y configurar una gramática mas elocuente, perpleja, contingente y mas REAL.
JOSE LLANO – Editor de APARIENCIA PUBLICA
Arquitecto Independiente, Diseñador de Delitos & Coreógrafo del Deseo
www.aparienciapublica.org
Las materialidades arquitecturales conceptuales y las tectonicidades discursivas contemporáneas han sufrido un tipo de reajuste epistémico que se expresa en el paradigma cultural concesionado sobre la producción y modelos de consumo y las practicas espaciales referidas sobre todo a los procesos de colección, archivo, y de genealogía cultural que han establecido desde nuestras experiencias y practicas una forma de acontecer detallada sobre los modos de hacer y sus cuerpos de gestión.
Estas claves interpretativas están conformadas desde las relecturas del programa arquitectural a las capacidades de abrir esta nomenclatura de usos y espacios significativos hacia acciones más allá del mismo proyecto. Me refiero dentro de lo anterior, a como el proyecto arquitectónico ya no es un proyecto que elabora un tipo de anunciación de orden pasivo sobre la lectura política o representación de los procesos de significación de la ciudad, sino como el proyecto de arquitectura se trasforma en un objeto de estudio sobre la base de la cultural material que le permite acontecer de manera propositiva, o a su vez como el proyecto de arquitectura configura una forma de hacer latente la diferencia o la heterogeneidad como parte de los procesos mas evidentes en la cotidianidad urbana que colocan en evidencia las genealogías de resistencia estética que al umbral de la Posmodernidad o modernidad local han sido estructurados y re-elaborados. Es así como el proyecto de arquitectura termina siendo un tipo de obra abierta, un laboratorio relacional de las practicas cotidianas que escalan al programa en su orden de sentido, y también una base sobre los modos de producción cultural contemporánea que re-dibujan sobre acción de extensiones, hibridaciones materiales, en el estudio de tecnologías de baja intensidad o de apertura de recursos mediáticos a la postre de mayor y mas pluralidad de contenidos una actitud y acción directa sobre los espacios de representación socio-urbana que la contemporaneidad toca rearmar. Con lo anterior, quiero inscribir tres preguntas y una observación:
¿Que representaciones culturales son posibles de construir a modo de materia “de arquitectura”, desde su metáfora como vehiculo de signos, o desde una naturaleza de un sistema de campo operativo y propositivo sobre la realidad de hoy?
¿Cuales son los recursos instrumentales arquitectónicos que tenemos y que nos permitirían construir una manera de acercarnos a lo múltiple y heterogéneo en el contexto de la concepción del proyecto?
¿Qué tipo de instrumentos podrán establecer un prototipo de captura frente a las movilidades urbanas y notaciones culturales actuales?
La construcción de campo sobre la relación de la contemporaneidad y la disciplina arquitectural junto con el acto de proyectación y su relación sobre las practicas o lógicas geoculturales contemporáneas, nos sitúa frente a una serie de interrogantes que examinan las huellas y trazos de la concepción de proyecto arquitectónico y también sobre las implicancias de los campos conceptuales y de los procesos creativos que mediante los sistemas de representación materializan el imaginario urbano y el imaginario societal que se construye desde este nuevo estadio mediante la noción de proyecto arquitectural. Estos procesos o lógicas proyectuales se ven solapadas y transpuestas e inquiridas sobre la base de instrumentos de captura o relacionales que podrían o permitirían re-situar la observación mas propositiva del sujeto dentro del campo proyectual estableciendo lo que hemos ido registrando como un tipo de tectónica cotidiana, sin un sobrediseño evidente sino con un campo de operaciones mas heterogéneo, creativo y que involucraría al acontecer, la conceptualización de la emergencia o lo alterno por dar una serie de ejemplos, a modo de un campo de referencias sobre las cuales la experiencia y la materialidad de las cosas tenderían a desmaterializar las relaciones finales del objeto con el sujeto, condición contemporánea.
De esta manera surge una forma particular de preguntar y pensar los sistemas de instrumentalización de la realidad, y su reflejo sobre la cotidianidad que no solo se realizan hoy en día, mediante un tipo de panóptico o un tipo de sistema de control espacial, sino como estos instrumentos son un forma de entender y comprender la realidad desde donde el mismo sujeto y su forma de comunicar y representar pone de manifiesto sus sistemas de producciones y me refiero a las formas de autoconstrucción o de autogestión, a modo de una cualidad de caracteres organizativos que disponen un tipo de una sostenibilidad de procesos de materialización urbana o de construcción de paisaje urbano, que pasan por la heterogeneidad reflejada sobre reocupaciones que a su vez re-significan espacialidades públicas y privadas, lectura instrumental que surge desde el sujeto y se origina mediante un traza de la experiencia y su transcripción conceptual, a este proceso lo podríamos llamar NOTACION DEL INTERPRETE. Un tipo de representación material que operaria a modo de huella y de CAMPO de OPERACIONES, donde el sujeto establece de manera diversa, heterogénea, múltiple, compleja y mixto una lectura de la realidad y su realidad mediante este sistema de notación material, construyendo así una situación escindida no solo con la discursividad del proyecto arquitectural clásico sino a su vez con la propia concepción de proyecto arquitectónico. Si alguna vez la base del proceso material del proyecto arquitectónico estaba sobre el campo proyectivo ahora se sitúa sobre el cruce de la experiencia, la acción, la transcripción y sobre la relacionalidad de sus modos de hacer, produciendo un tipo de cuerpo a través del objeto y el sujeto como interprete, que finalmente re-propondría la manera de leer, escribir y configurar una gramática mas elocuente, perpleja, contingente y mas REAL.
JOSE LLANO – Editor de APARIENCIA PUBLICA
Arquitecto Independiente, Diseñador de Delitos & Coreógrafo del Deseo
www.aparienciapublica.org